Hay
en el cielo miles de palacios e infinitas cantidades de castillos que
pertenecen a mujeres tzadikot. Mujeres santas, que durante todas las
generaciones fueron construyendo estos lugares. Cada una construye su
palacio por el mérito de sus anhelos
y ansias de cumplir las mitzvot y hacer el deseo de D'os.
El sagrado libro del Zohar escribe sobre el pecado del becerro de oro.
pag. 192ª, dice allí: Yiunos y Yimros, que eran hijos del malvado
Bilam, salieron junto con
el pueblo de Israel en la salida de Egipto. Ellos trataron de
convencer al pueblo de Israel que si Moshé subió al cielo ya no iba
a volver jamás y por eso era necesario hacer un becerro de oro para
hacer un nuevo reinado que nos guie. Ellos, con sus brujerías y
magias, le mostraron al pueblo de Israel que con este becerro de oro
iban a conquistar toda la tierra de Israel. Después juntos fueron
donde Aharón a pedirle que él hiciera un becerro de oro. Pero Aharón
pensó que podía engañarlos y les dijo: ¨Vayan a sus casas y pídanles
a sus mujeres que les den sus aretes. Si preguntan ¿por qué? Díganles
que Aharón pidió¨. Aharón sabía que las mujeres se iban a negar y
no iban a darles los aretes de oro para
hacer un becerro de oro ya que también ellas escucharon
claramente los 10 mandamientos. Si una mujer escuchó una vez el
mandamiento ¨no tendrás ídolos delante de mí¨, nadie la puede
convencer que haga algo contra este mandamiento, porque esa es la
naturaleza de la mujer. Si ella escuchó un veredicto de la halajá o
un mandamiento, nunca lo transgredirá. Como dice en el canto llamado
"Eshet Jail" que cantamos en Shabat: ¨Una mujer que teme al
Creador es una mujer alabada y bendita´´. Las mujeres tiene más
temor a Hashem que los hombres, por eso ellas no participaron en el
pecado del becerro de oro ni tampoco en el pecado de los espías,
porque después de que recibieron la Torá y el yugo de las mitzvot,
ya nada puede cambiar su fe, sobre lo que ella misma escuchó. Tampoco
pecará aunque tenga un beneficio. La fe de la mujer es mucho más
fuerte que la del hombre.
Volvemos al capítulo del Zohar que cuenta que al llegar los hombres a
las casas a convencer a las mujeres que den los aretes de oro para
hacer el becerro de oro. Cada marido intentaba convencer a su mujer y
le decía ¨¿tù no crees en Aharón? ¿En el,
Cohen Hagadol? ¿Tú no crees en los Tzadikim? Y continuaban
diciéndole: ¨Aharón fue el que pidió hacer el becerro de oro, ¿por
qué no tienes fe en él?¨. Les contestaban las mujeres: ¨Vamos a
hablar con Aharón, el Cohen Hagadol. Vamos a preguntarle ¿por qué
el dijo que había que hacer un becerro de oro cuando nosotras
escuchamos claramente el mandamiento que dice ¨No tendrás dioses
fuera de Mi¨ en todo lugar del mundo. ¿Quién es Aharón para
cambiar un mandamiento?¨.
Dice el sagrado libro Zohar que en el capítulo de Shemot 32, 3 está
escrito la palabra bayeparku, Rashi
dice que significa: descargar una carga pesada refiriéndose aquí que
los hombres descargaban a sus mujeres de las zarcillos de oro que tenían
en las orejas y sin que ellas les dieran permiso ellos se las
arrancaron, ya que sus mujeres de ninguna manera dieron sus aretes de
oro para dárselas a Aharón que hiciera un becerro de oro. Con las
dos manos se taparon los oídos para no permitir que se los quitaran,
pero ellos, sin ninguna consideración, se los arrancaron a la fuerza
lastimándoles los oídos, como si los hombres estuvieran enloquecidos
para hacer el becerro de oro. Que Hashem nos cuide de un pecado así.
Las mujeres, por el contrario, no participaron y guardaron su santidad
y fe íntegra. Puesto que para ellas, no hay nada en el mundo que
cambie un mandamiento o una ley de la Tora.
Una mujer puede ser una profeta tal como un hombre, como fueron Devora
y Miriam. Está escrito también en el libro de Tana de bey Eliahu que
Eliahu Hanaví jura por los cielos y la tierra que toda persona
hombre o mujer puede llegar a la santidad y ver con sus propios ojos
la Presencia Divina.
Dice el libro sagrado del Zohar que hay en el cielo palacios y
castillos y que las mujeres que tienen el mérito, por su santidad y
por su pureza, reciben un castillo con el nombre de ellas, como por
ejemplo la hija de Paró que tiene un palacio que se llama palacio de
Batia. Miles de mujeres que se encuentran en estos castillos traen
cada día nuevos jidushim del estudio de la Torá. Esas mujeres que
hay dentro de esos palacios dejaron sus casas, sus riquezas o sus
profesiones, etc., como Batia la hija de Paró que dejó toda su
aristocracia para convertirse al judaísmo y ser una simple mujer judía.
También otras mujeres que pudieron ser grandes gerentes de compañías
o directoras de colegios, dejaron todo para estar en sus casas criando
a sus hijos y enviarlos al Talmud Torá y enviar a sus maridos a
estudiar todo el día Torá. Cada minuto libre que tienen recitan los
Tehilim y van al Kotel. Una mujer así que llega a esos niveles cuando
llegue al cielo tendrá el mérito de ser como Batia, la hija de Paró
que llegó al Cielo con su cuerpo sin haber tenido que ser enterrada.
Hay un castillo de Zeraj, la hija de Asher, hijo de Yaakov, que subió
al cielo con su cuerpo sin haber sido enterrada. Hay también otro
palacio de Yojevet la madre de Moshé y otro de Devora la profetiza.
Todas las mujeres tzadikot de la generación llegan a estos palacios.
A cada una le dan un lugar según sus méritos, su esfuerzo y su
santidad que tuvo en este mundo y de acuerdo a lo que es apropiado
para ella según sus actos en la tierra.
Hay miles y miles de palacios así.
Miles de mujeres tzadikot durante las generaciones construyeron sus
propios castillos y lograron hacerlo gracias a sus anhelos y deseos de
cumplir mitzvot todo el tiempo, como la profeta Devora que toda su
intención cuando hacía mechas de velas, las hacía para que se
engrandeciera y se honorara la Torá. Ella hacia las mechas y las
velas grandes para que los Talmidei jajamim pudieran estudiar la Torá
toda la noche hasta la madrugada y para que la vela no se apagara.
Porque si hay un problema con la vela o que el aceite no es bueno y se
apaga en medio del estudio a media noche, tendrían los jajamim que
cerrar los libros y parar el estudio de la Torá. Por eso, trató
Devora de hacer lo mejor de sus velas para que se pudiera estudiar
toda la noche Torá, sin perjuicios, hasta la salida del sol. Hashem a
esto le dijo a Devora. ¨Tú hiciste todo lo posible para honrar y
agrandar mi Torá, por eso yo también haré que tu luz alumbre a todo
el pueblo de Israel y tendrás sabiduría y podrás juzgar a mi pueblo¨.
Dice el ¨A Jidᨠque a Devora se le reveló todas las leyes y
sabidurías que tienen los jueces.
Devora por su esfuerzo y dedicación se volvió como si hubiera ella
un sacrificio en el altar. Así toda mujer que dedica su tiempo a la
educación de sus hijos, incluso si tiene diez hijos, y todo lo hace
con amor y con alegría, y se entrega totalmente a sus hijos, los
alimenta, los viste y lo hace con todo su ser, y con toda su energía
y toda su fuerza se considera como si hubiera sacrificado todo su ser
en el altar.
¿Qué es el significado de una casa? La casa es el tabernáculo. En
hebreo se dice Mishkán. Mem shin jaf nun. Que son las iniciales de
Mitá, Shulján, Kisé, Norá (Cama, mesa, silla y lámpara). La mujer
que limpia su casa y educa a sus hijos y tiene en su casa libros del
estudio de Torá para que sus hijos puedan estudiar en la casa también
Torá y para que su marido tenga un lugar tranquilo para estudiar Torá,
entonces cuando ella limpia los platos o prende las velas o hace una
comida y ordena la mesa, ella construye un tabernáculo. Si ella hace
todas estas labores, podrá recibir la profecía.
Está escrito, ¨Estas son las leyes que pondrás delante de ellos¨.
Rashi explica que se igualaron las mujeres a los hombres en el
cumplimiento de todas las leyes de la Torá. La mujer como un hombre
tiene que cuidarse de no transgredir ninguna ley de la Torá. También
ella tiene la prohibición de robar o matar o hablar lashón hará.
Tiene la obligación de comer tres comidas en Shabat y la cuarta
comida de Melavé Malká. Así podrá llegar a un nivel de profecía más
alto que un hombre.
Es verdad que la mujer está liberada del estudio de Torá pero no está
liberada de anhelar estar unida al Todopoderoso. Ella puede estar
unida a Hashem, hablando con él mientras limpia la casa, cocina, lava
los platos. Como se cuenta sobre la mujer del Rabi Yitzjak Droovicher
que era la madre del Rabi Yejiel Mijer de zlotchov que mientras ella
barría la casa decía, Kadosh, Kadosh, Kadosh es Hashem. Su marido
Rabi Yitzjak le preguntó: ¿Por qué tú dices Kadosh, Kadosh,
Kadosh, Hashem? Ella le respondió: ¨Yo me uno a la alabanza y al
canto que escucho como cantan los ángeles. Y ahora justo estaban
diciendo la Kedushá¨.
Rabi Moshe Leiv de Sasov perdió su vista. Sus alumnos le preguntaron:
¿Por qué te volviste ciego? Respondió: Por culpa de mi mujer. Ya
que ella por todo dice: En honor a Shabat. Cuando hace la masa del pan
dice en honor a Shabat, etc. Y cada vez que dice en honor a Shabat se
crean ángeles que llenan toda la casa, y hay tanta luz en la casa que
me encegueció.
Si
la mujer hace lo que tiene que hacer y hace sus obligaciones con
responsabilidad y sacrificio con alegría y temor a Hashem entonces
con las cosas más simples que hace puede recibir profecía.
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