En el libro ¨Tana de
bey Eliahu¨ dice que los Querubines precedieron a la creación del
mundo. Así como habían Querubines en el Templo Sagrado,
así hay en el cielo. En el libro ¨Etz Jaim¨ dice que los
Querubines son la raíz de toda la creación. Lo que dice el versículo
anterior entre los dos Querubines se explica que toda la creación, la
Torá y los infinitos mundos fueron creados y todo empezó entre los
dos Querubines.
Todo bebe es como uno de los Querubines. Rashi escribió que los
Querubines tienen cara de niñitos por que los bebitos no han mirado
lo que no hay que mirar, ni tampoco han usado su imaginación con
pensamientos impuros. Por eso ellos son uno de los pilares por los que
el mundo está sostenido. Los bebes están más alto que los ángeles.
Estos bebes no han hecho ningún pecado, por eso están más arriba de
la sefirá que se llama keter. El aliento que sale de sus bocas es lo
más sagrado que existe en este mundo. Este aliento de los bebes se
origina de una de las más elevadas existencias llamada Atzilut y por
medio de estos bebes se genera toda la abundancia y bienestar que hay
en el mundo. El mundo está sostenido por el aliento de los niños que
estudian la Torá, como dice el Zohar en la parashá Vayikrá: ¨Inmediatamente
cuando el niño dice la primera letra del abecedario ¨Alef¨, en ese
mismo momento todo el mundo se estremece, tanto en la tierra como en
los cielos. Todos los ángeles y seres celestiales se rodean de fuego.
Ningún ser ve en ese momento la luz que llega directo hacia el niño.
Nadie puede imaginar la potencia que tiene este hecho y lo que influye
esto en el pequeño. Por esto, todo el mundo y toda la generación
dependen del estudio de Torá de estos niñitos¨.
Rabi Najman trae en la Torá 37 que por medio de que das Tzedaká para
Eretz Israel te unes al aire que hay en la Tierra Santa, que es
considerado como un
aire sagrado que no tiene
ningún pecado, que es el aire unido al aliento de los niños
que sale al estudiar las letras y palabras de la Torá.
La única manera que podemos recibir la Berajá que viene por estos niños,
es solamente cuando la persona da Tzedaká a los de la Tierra de
Israel. Con esta Tzedaká la persona llega al nivel de estos infantes.
Es decir que llega al nivel de pureza que tiene un niño de menos de 7
años. El Rebe continúa diciendo que toda nuestra meta es llegar a
ser como un niño de 7 años, aunque tenga 70 o 100 años. Necesitamos
la pureza de estos bebes para poder tener la santidad de ellos, con la
cual podrás estudiar y rezar ¨lishmá¨, sinceramente, de verdad.
Si repartes Tzedaká varias veces, por cada vez que das tzedaká
recibes inmediatamente del aliento puro de estos niños, que es como
si recibieras tu bendición directamente de los Kerubim.
Ahora es la temporada que los árboles brotan flores y empiezan a
crecer las frutas. Estas flores representan a los bebes. Y cuando
llegan a la tierra no quieren impurificarse. Desde un principio un
bebe no ve lo que pasa en las calles. Simplemente sabe que todas las
calles están llenas de impureza y por ahí pasan los desagües de
todo el mundo. Cada uno de nosotros podemos tener el nivel que tienen
estos niñitos.
D´os quiere que seamos como un niño toda la vida.
Pero, ¿cómo podemos cuidar este mérito de ser siempre niños?
Tendremos que decidir que no queremos ser una persona importante que
tiene que saber todo lo que pasa en el mundo. Que nada de impureza nos
atraiga la mirada o nos incite leer. Por eso, si ves un desagüe arráncate
de ahí. No digas: Este es el camino más corto y estoy apurado. Un niño
se arranca de todo lugar que hay peligro. No está dispuesto a
impurificarse por ningún motivo.
Este mundo donde vivimos está lleno de desagues e impurezas. Después
que el primer hombre pecó todo el mundo se transformó en un canal
donde pasa el desagüe. Si vas a caminar por la calle tienes que
aguantar de que nada malo te atraiga. Arráncate de todo lo malo que
hay y no dejes ni siquiera que tus ojos vean algo de impureza ni de
reojo. Para todo pensamiento negativo cierra tu mete. No te envuelvas
en ningún asunto de este mundo. Este mundo es sólo un pasadizo para
pasarlo lo más rápido posible. No te detengas por nada. Recuerda que
todo lo que está pasando es un desagüe.
No hay nada importante. No hay nada que mirar, no hay nada que
escuchar. Piensa, ¿cómo podré ser toda mi vida un niño? ¿Cómo
podré tener un aliento que nunca pecó? No quiero tener ningún deseo
por nada impuro. Fuera de la Torá y la Tefilá no quiero que nada me
interese. Por eso si una persona sale de su casa para algún asunto,
si tiene un poco de cabeza, tiene que correr lo más rápido posible
para llegar al lugar y allí refugiarse. Cuando vas a la sinagoga,
corre. Al kolel, corre. A la tumba de Rabi Shimon, corre. Sálvate de
las garras de las impurezas que dominan todos los recintos públicos.
Rabeinu dice: ¨Yo soy un bebe de verdad. Todavía no he empezado a
vivir mi vida¨. Él lo puede decir, porque nunca vio nada de este
mundo, ni escuchó nada de este mundo. Ni siquiera un pestañazo
chiquito. Él no respiró este mundo. El Rabi era como el mendigo
ciego del cuento de los mendigos de Rabi Najman, que desde el día que
nació hasta el día de su entierro, no miró este mundo. Por eso el
Rebe es una flama de fuego para servir al Creador. Unido totalmente al
Todopoderoso. Así fue nuestro Rabino Sagrado. Una fuerza de fuego
para unirse a Hashem.
Si uno conoce y sabe del sagrado Rabeinu Najman de Breslev podrá ser
siempre un niño que no tiene un pecado. Por eso cuando vamos a
visitar la tumba de Rabi Najman somos como niños de menos de 7 años.
Por el mérito que damos la Tzedaká a nombre del Tzadik nos
purificamos totalmente como un niño de menos de 7 años.
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